Diego Rico es un estudiante de Derecho que puso una tutela, junto a su pareja, luego de que les impidieron donar sangre en Cali. El recurso fue seleccionado por la Corte Constitucional. Organizaciones de derechos humanos piden corregir la discriminación histórica que ha excluido a los LGBT de donar por asociarlos con el VIH.
“Las personas LGBT seguimos siendo discriminadas y esto es una muestra”, dice Diego Rico Rivillas desde Cali. Tiene 22 años, estudia Derecho en la Universidad Javeriana de Bogotá y desde el año pasado se embarcó en una batalla jurídica por tumbar las barreras que impiden que los hombres homosexuales y las personas trans donen sangre. Una tutela que presentó, junto a su novio, fue seleccionada para revisión en la Corte Constitucional y, aunque hace diez años ese mismo alto tribunal falló un caso similar, Rico asegura que “en la sociedad, en las instituciones y en el Derecho se siguen perpetuando estereotipos y prejuicios históricos” que ahora quiere corregir.
La historia comenzó con una llamada que recibió su novio hace un año. “Un banco de sangre en Cali [el del Hospital Fundación Valle del Lili] necesitaba donantes, como usualmente sucede”, recuerda. El 21 de enero de 2021 fueron al lugar y, tras tomarles sus datos y hacerles las preguntas de rigor, la auxiliar de enfermería que los atendió les dijo que no podían donar sangre. “Nos dijeron que no por ser una pareja homosexual. Dijimos que somos estables, monogámicos, que usamos condón, pero nos dijeron que con el simple hecho de ser una pareja homosexual que sostenía relaciones, automáticamente estábamos excluidos del proceso de donación”, contó Diego Rico.
El estudiante agregó: “Nos sentimos humillados, denigrados, sucios”. Les impactó descubrir que era el mismo Estado el que estaba legitimando lo que a sus ojos era homofobia pura y dura. “Primero nos informamos. Enviamos una cantidad de derechos de petición para entender y tener certezas sobre qué era lo que sucedía. Nos parecía insólito”, añade. Con indignación y “digna rabia”, Diego Rico dice que fue entendiendo: “No fue el comportamiento de un banco de sangre aislado, homofóbico, que desconocía la normatividad y los derechos. Por el contrario, nos dimos cuenta de que era una práctica habitual y sistemática de todos los bancos de sangre del país”.

Tomado de El Espectador Felipe Morales Sierra
22 de enero de 2022 - 09:00 p. m.


